Continuación... PRESIÓN DE GRUPO

ALGUNOS DE LOS PRINCIPALES DERECHOS Y HABILIDADES SOCIALES:

Tener modos de resolver conflictos, sin cortar con el otro y echarlo todo por la   borda.

  
Evaluar sus acciones, pensamientos y emociones, tomando responsabilidad de sus iniciativas y sus consecuencias (La claridad y aplicación de este Derecho evitará que los demás lo manipulen, violen su dignidad e irrespeten su individualidad).

  
No sentirse culpable por los problemas de otro u otra (Cada cual es responsable de sus éxitos y fracasos).

    
 No gustarle a todo el mundo.

      
 A decir “NO”.

      
A escuchar lo que se diga y a ser escuchado. Lo importante es que se sepa lo      que se quiere, que viva con coherencia, que tenga ciertas convicciones, que haya aprendido del entorno familiar.

     
Saber cuándo puede uno comprometerse con algo o con alguien, sin poner en juego algo básico, o sea sin perjudicarnos.

    
No hacer de las fricciones algo personal.  Todo ello tiene que ver con la paciencia, con la flexibilidad, con la tranquilidad.

      
Saber tomar decisiones aún a riesgo de que no guste a todos. Atreverse a decir “SÍ” o “NO”, con firmeza, cuando no quede más remedio.

   
Saber mantenerse en una postura aunque intenten influirnos.  Es importante aprender a ser persistentes.

     
Atreverse a preguntar por qué, sin ser pesado.  Quitarse la idea de que no debemos molestar o debemos dejar pasar las cosas; debemos reclamar lo que sea necesario.  Hablar en vez de callar. 

Saber convivir y relacionarse, aunque nos molesten ciertos comportamientos.  Nadie es perfecto del todo.  Que el otro no sea como nos gustaría no significa que no volvamos a hablarle  o que tengamos que llevarnos mal.

     
Saber cómo entablar con rapidez una conversación.

En general, si un joven o una joven aprende a reconocer sus Derechos adquiere destrezas para expresarlos y luchar por ellos. Tendrá una gran habilidad que le ayudará a enfrentar los momentos difíciles de la vida.

La Persistencia

“Enseñarles a los niños a ser Persistentes: aprender a enfrentar las dificultades de la vida permite que los niños desarrollen nuevos caminos neurales, lo cual puede tornarlos más adaptables e ingeniosos”